El pasado 12 de mayo celebramos un encuentro con Miguel Ángel Vázquez, médico y presidente de la Sociedad Gallega de Geriatría y Gerontología, en el que se abordó la desprotección que habían sufrido los ancianos frente al Covid así como los futuros modelos residenciales. La sesión se dividió en tres intervenciones con la participación, tras el ponente principal, de José Luis Cabezas, gerontólogo y director de inclusión de la UGR y de Álvaro Morales, gerente del Grupo Alfaguara de residencias para mayores.
Miguel Ángel comenzó su intervención con la pregunta «¿hacia donde caminamos?». A continuación definió el estado actual de pandemia como el mayor «genocidio» de personas mayores, «genocidio residencial», ya que según datos oficiales son 29.000 ancianos los que han perdido la vida en residencias, lo que constituyen un 70% del total notificado. Sin embargo, se estima que ese número puede ser aun mayor llegando a unas cifras de, al menos, 63.000. Esta diferencia es tan abultada ya que no se notifica como muerte por Covid sin no se ha producido la correspondiente PCR, prueba de la que había carestía al inicio de la pandemia.
Por tanto se cuestiona si estamos ante un modelo inapropiado, apoyándose en una serie de factores como son:
- Las personas que viven en residencias suelen ser mayores de 80 años, lo que supone un grupo muy vulnerable.
- Muchos padecen enfermedades como demencia, que dificulta el mantenimiento de las normas de infectocontagiosidad.
- Los centros residenciales albergan un gran número de ancianos, en los cuales se comparten zonas comunes y se tiene contacto tanto con otros mayores como con cuidadores.
- Por la arquitectura de muchas residencias es difícil el aislamiento adecuado o básico.
También expuso una serie de causas de ese número elevado de decesos, como son la no atención hospitalaria cuando se requería, la conducta edadista, entre otras.
Para terminar la intervención Miguel Ángel expuso una serie de factores o cosas que podíamos cambiar de cara a mejorar la situación de nuestros mayores y, sobre todo, estar preparados, por si fuese necesario, ante una situación de pandemia. Subrayó los siguientes:
- Ratios de personal, es decir, el número de mayores a cargo de un cuidador. Cuanto más alto, menos tiempo puede repartir entre sus usuarios. Un buen clima laboral entre empleados es beneficioso, así como un adecuado reconocimiento salarial a dicho empleados/as.
- Telemedicina, facilidad para conectar con el personal médico y la conectividad entre centros.
- Nuevas tecnologías para el seguimiento, por ejemplo, monitoriazar si a medianoche se levanta al baño, por si pudieran darse dificultades.
- Personalización de los apoyos, ya que no todos los mayores necesitan lo mismo. Se debe potenciar la autonomía de los mayores.
- Una supervisión familiar más abierta, de manera de que los familiares sepan el día a día del mayor, las actividades que realiza, los medicamentos que toma, etc.
- Inclusión de servicios opcionales dentro de la propia residencia, como pueden ser peluquería, cine, etc.
Estas son algunas medidas que propuso entre otras muchas. Todas perseguían el mismo objetivo: confort en lugar de rehabilitación o estancia obligatoria.
Acto seguido, pasamos a la intervención de José Luis Cabezas, que comenzó dando importancia a la situación de vulnerabilidad de las personas mayores y de las personas con diversidad funcional, tanto en la vulneración de sus derechos como de la conducta edadista que existe en nuestra sociedad.
Continuó con la evolución de las residencias a lo largo de la historia, de pasar de un entorno de naturaleza con grandes dimensiones pero que no gustaba por no poder socializar, a un entorno de ciudad pero con instalaciones más pequeñas, para finalmente apostar por entornos mixtos, un poco de naturaleza pero en contacto con la sociedad y de dimensiones moderadas pero en cualquier caso un modelo hospitalario.
En conclusión, apostó por no ir hacia un nuevo único modelo, sino a una serie de modelos, ya que la variedad de modelos supone más cantidad de posibilidades, lo que a su vez implica una serie de opciones para que cada persona elija en función de sus preferencias. Al igual que hizo Miguel Ángel, José Luis expuso una serie de factores para hacer más confortables la estancia de los mayores en las residencias, con la idea de que las residencias sean más un hogar que un hospital, por ejemplo en relación con la libertad de visitar por parte de los familiares o de dejar que los mayores puedan elegir con quien pasar más tiempo, entre otras. También recalcó el potencial papel de la telemedicina.
Y para terminar la sesión llegó el turno de Álvaro Morales, que comenzó diciendo que cuando se cumplen 65 años en la mayoría de casos, comienza la dependencia, es decir que la familia elige por ti, lo que se puede traducir en ingresos involuntarios en residencias cuando se puede gestionar una ayuda a domicilio.
Después explicó el modelo de residencias en dos partes:
- Una primera basada en la arquitectura; residencias con goteras, en mitad de una montaña, son condiciones que no ayudan al confort. La idea es conducirlas a un centro accesible para la familia 24 horas si fuese necesario, en el que todo cuenta: luz, color, climatización, zonas exteriores para que sea lo más parecido a un hogar.
- Una segunda parte referida a los profesionales que trabajan en ella. Estos centros necesitan personal cualificado porque los ratios son muy grandes y no pueden dedicar a cada residente todo el tiempo que es necesario en muchos casos.
A modo de conclusión se aboga por un mayor apoyo a las residencias y dar más libertad a los mayores, sin marcarles el camino a seguir desde que ponen un pie en la residencia.
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